Llegamos a Beirut, última etapa del viaje, por la frontera norte con Siria en Al-Hamidiyya donde los coches estan tuneados con las fotos de los presidentes sirios Assad (padre e hijo) y el líder de Hezbollah. El tiempo de espera para el visado se hace largo, aunque no tanto como el paso oeste, el de la autopista Beirut-Damasco. Nos recibió una carretera bombardeada, y el mediterraneo. Luego Tripoli y su refinería, casas derruidas, tiendas de refugiados a cada lado de la autopista. Y al final del tunel la luz, los neones de Beirut. Entre casas de lujo y embajadas, checkpoints, tanquetas y militares libaneses. Beirut, o los diferentes Beiruts, sorprenden a cualquiera, positivamente.
Los israelies destruyeron una sección del puente de la autopista hacia Siria. Este anuncio del whisky JW refleja a la sociedad beirutí. "Sigue andando": Humor (reirse de la guerra), filosofía (keep walking) y estilo de vida beirutí (el whisky y los bares). Una ciudad y una gente increíble, hasta el camarero habla 3 idiomas...
El todavia en pie Holiday Inn, refugio de francotiradores
Nuestro hotel en Beirut alojaba a los corresponsales durante la guerra civil
Torino Express!!
Salir de noche por Beirut no es una opción, es una obligación, es prácticamente lo mejor de la ciudad. Elegid algun restaurante chulo de la Rue Gouraud o Rue Monot. En la primera cenamos con Dj incluido en el Copper, Daft Punk a tope, para entrar luego a un garito en la acera de enfrente llamado Torino Express, la caña y el acierto de la noche, bar pequeño pero su DJ ponía temazos (desde Reggae hasta Funk) y su ambiente es inmejorable, increíble. Ahi conocimos, entre otros personajes, a Omar que se prestó para llevarnos y seguir de fiesta, no me acuerdo del nombre de la discoteca siguiente, pero pinchaban House arabe! Entre otros un grupo de musica electronica libanes: REG Project (este es un fanvideo cutre, pero es lo poco decente que he encontrado de ellos en la red)
A la mañana siguiente, unas cañitas para vencer la resaca, un clavo saca otro clavo...
De vuelta a Damasco, de taxi en taxi